jueves, 31 de marzo de 2011

-No será un encuentro normal. No me dará dos besos y hablará de nada extraño. Él sabe lo que quiere.- 
Estos y más pensamientos le rondaban la cabeza, mientras que el agua hirviendo de la ducha le caía sobre los hombros.
-Si es que... No sé como puedo ser yo la elegida.-
Por un momento se miró al espejo. Sus mofletes redondos y su labio inferior grueso... Que no paraba de temblar. Sus ojos miraban fijamente a su reflejo, intentando aparentar seguridad a la vez que se le cerraban el aire caliente de aquel secador. Esa escena le parecía divertida.
La lencería será la negra, con unos ligeros, y también algo de relleno para el pecho. 
El maquillaje pintalabios rojo, y algo de máscara de pestañas... 
¿Hmm, ropa? Un corto vestido negro con unas converse reventadas. '' Manías desde pequeña '' 
Mientras caminaba hacia su lugar de encuentro, (la estación de tren para ser más exactos), y el viento le azotaba el pelo rizado, empezó a sentir esa sensación extraña... Nervios.
Allí estaba él. Con su pelo algo corto y bastante alborotado, con el mismo traje que llevó en la fiesta en que se conocieron. 
-Oh dios, que bonito es...- Mientras se acercaban mutuamente, sentían ese deseo de abrazarse, pero no fué así, medio segundo después estaban caminando de la mano hacia los baños de esa misma estación.
Al entrar, tuvieron una mirada profunda, y se besaron. No fue un simple beso, fue un beso largo y apasionado mientras el la cogía en peso, y la ponía contra el espejo. Luego empezaron las mordidas prohibidas, y más tarde los pequeños gemidos
''Tranquila pequeña, sé lo que tengo que hacer...'' Esa seguridad de su voz que me transmitía, y su acento inglés, me daba un morbo increíble.
Empezaba a acariciarme el pecho mientras dirigía su otra mano desde su boca hasta mi entrepierna. Empezó a restregar su mano contra mi sexo hasta que me apartó un poco las braguitas tan pequeñas que yo llevaba, y me tocó... Estaba tan mojada ya, que sólo se le ocurrió ponerme contra la puerta que nos separaba del mundo.
''No puedo joder... Ya no puedo seguir... ¿Qué estoy haciendo? mierda...''
Solamente estaban el y ella contra un asco de puerta. En un baño de mierda en el que sólo se retumbaban los golpes que el le daba a ella sobre la pared. Donde sólo se oían gemidos ahogados.
'' Muy bien, eres genial ''
La volvió a poner sobre el lavabo, mientras ella lo besaba y agarraba su espalda con fuerza, clavándole las uñas. Luego empezó de nuevo...
Sintió ese estallido de calor dentro. Demasiado calor... - Me encantaba -
Tras un grito de fin de batalla, él le sonrió, con la cabeza agachada... fue algo extraño, fue una sonrisa malvada.


'' Perfecto. Gracias cariño, por haber dejado mi virginidad en una estación de tren. ''